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Depresión en Estudiantes Universitarios

El trastorno depresivo ocurre en personas de todos los géneros, edades y procedencias y afecta a casi 350 millones de personas en todo el mundo.

Best Practices March 22, 2017

El trastorno depresivo ocurre en personas de todos los géneros, edades y procedencias y afecta a casi 350 millones de personas en todo el mundo (Organización Mundial de la Salud, 2012).

La depresión es síndrome caracterizado por el decaimiento del estado de ánimo, la disminución de la capacidad de experimentar placer y de la autoestima, con manifestaciones afectivas, ideativas, conductuales, cognitivas, vegetativas y motoras, que detonan serias repercusiones sobre la calidad de vida y el desempeño social-ocupacional (Alarcón, 2005). Una visión negativa de sí mismo, del mundo y del futuro, contribuye a su mantenimiento (Flores Ocampo, 2007).

Investigaciones

Czernik, Giménez, Mora y Almirón (2006), realizaron una investigación con 310 estudiantes de medicina e indicaron que la prevalencia de síntomas depresivos fue del 33,44%. Género y edad no resultaron significativos. El estudio de Crespo, Cuzco Sumba y Maza Tandazo (2012), realizado con 175 estudiantes universitarios reportó que la  prevalencia de depresión fue de 18,5%. La edad en la que aparece la depresión está entre los 18 – 21 años con un 60,47%.

Un estudio similar se aplicó con 140 estudiantes universitarios del área de humanidades de una institución educativa localizada en Montemorelos, Nuevo León. La metodología utilizada fue de tipo descriptiva correlacional y transversal. El cuestionario utilizado fue el Test de Zung. La muestra estuvo conformada 76.4% hombres y 23.6% mujeres, con un promedio de edad de 23.45 años. Las facultades participantes incluyeron la Facultad de Psicología, la Escuela de Música y la Facultad de Teología, del segundo al octavo semestre.

Los hallazgos del estudio reportaron que existe un nivel bajo de depresión general en los estudiantes universitarios y diferencia significativa en el nivel de depresión según la facultad y el género, no así según la edad, y el semestre que cursan.

Otras investigaciones también han reportado que la depresión se manifiesta con mayor intensidad en mujeres que en varones (Miranda, Gutiérrez, Bernal y Escobar, 2000; Arrivillaga, Cortes, Goicochea y Lozano 2004; Riveros, Hernández y Rivera, 2007; Agudelo  Vélez, Casadiegos Garzón y Sánchez Ortíz, 2008), no así Barradas Alarcón (2013), quien no reportó diferencias significativas según el género.

Estudiantes

Los estudiantes universitarios son vulnerables al trastorno del estado de ánimo (Perales Quenza, 2008) y al pasar por estados de depresión, no se encuentran en condiciones óptimas para adquirir nuevos aprendizajes. La depresión puede relacionarse con diversas causas físico-emocionales, sociales e intelectuales, las cuales pueden ser pasajeras o indicadoras de un posible trastorno (Gonzáles Klentt, 2006).

Puede detonar un bajo rendimiento académico, pues el estudiante pierde el interés por el estudio debido a su malestar, el cual lo desmotiva, le inhibe cualquier deseo de progresar y le dificulta la memoria y la concentración, lo que le impide prestar atención y asimilar lo que se le enseña. Al no sentir ilusión por algo, será casi imposible acumular la energía necesaria para que las lecciones del profesor sean un estímulo.

Es preciso a nivel universitario, facilitar el seguimiento a la salud mental, a través de programas donde los estudiantes aprendan a manejar la depresión y la ansiedad y controlar el estrés académico, mediante un estilo de vida saludable, practicando hábitos que promuevan una alimentación sana, beber agua natural, realizar actividades físicas, mantener una actitud positiva, ejercitar el autocontrol y descansar adecuadamente, que contribuyan en la prevención de trastornos psicológicos. Así los estudiantes se desarrollarán de manera integral y lograrán un bienestar físico, mental, espiritual y social óptimo que repercutirá en su rendimiento escolar, ya que su desempeño académico está ligado a su estado emocional (Osornio Castillo y Palomino-Garibay, 2009) y mediante el debido uso de la voluntad, cambiará enteramente la conducta (White, 2012).


Nota: Artículo escrito y publicado en Español  

Authors

Ana Salazar

Ana es Profesora de Segunda Enseñanza en Psicología y Licenciada en Psicología por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Maestra en Administración Educativa y Doctora en Educación por la Universidad de Montemorelos. Participó como Directora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Montemorelos ( 2012-2016) y actualmente es docente del área de Posgrado e Investigación y Secretaria de la Red “Quiero Vivir Sano”. Da seguimiento a varias líneas de investigación, principalmente en asesorías de tesis de licenciatura y posgrado. Ha participado en el Movimiento Educativo Abierto, Ambientes de Aprendizaje con el uso de la Tecnología, Administración de Recursos Humanos, Educación a Distancia, Mujer y Género, Desarrollo Comunitario y Salud Mental. Ha publicado varios artículos en revistas de nivel internacional y ha sido expositora en varios eventos académicos.

Yahaira Lizeth Roblero Marquez

Yahaira, de origen mexicano, egresada de la carrera de psicología clínica en la Universidad de Montemorelos, Nuevo León, México. Posteriormente realice una maestría en psicología clínica y de salud, actualmente doy asesoría y acompañamiento en procesos de aculturación para empresarios hispanos.

Jaime Gomez

Doctor en Educación con acentuación en Currículo e Instrucción. Maestro en Ciencias en el área de Matemática Educativa. Actualmente es el director del Centro de Investigación Educativa a la vez que imparte cursos tanto a nivel licenciatura como de posgrado, México.

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